Reflexiones sobre el abuso a las sumisas enamoradas

No hablo aquí de las relaciones BDSM en las que existe amor y es conocido y asumido por los dos o más integrantes. Tampoco de las relaciones en que uno ama y calla, ignorando el otro ese hecho, aunque una parte de lo que aquí digo le es aplicable. Ni siquiera del hecho de que alguno, o los dos, terminen amando y se planteen problemas no previstos en una hipotética entrega bajo contrato o límites, incluso desvirtuando lo inicialmente pretendido, o modificándolo de tal manera que sea necesario parar e iniciar otra cosa nueva y diferente.

Tampoco hablo aquí de las distintas cualidades de la entrega con o sin amor; ni de la superioridad o diferencia de una u otra. Ni de si conviene o no esa circunstancia. Ni reitero lo tantas veces dicho de que el AMOR es una cosa y el BDSM otra. Por supuesto que no hablaré de la posible inconveniencia de determinadas situaciones, ni de la negación de las mismas, con terminación del contrato de ocurrir esa circunstancia.

No. Solo voy a hablar de un simple supuesto, que, por desgracia abunda, y da una imagen que no sólo está alejada de la realidad, sino que sencillamente: NO ES BDSM, y lo voy a razonar precisamente con las características de lo que se supone que SI es BDSM.

Me refiero a un supuesto que he escuchado (o leído) varias veces, y también debatido en directo vía MSN con sumisas que han vivido algo parecido. Podríamos expresarlo así: “pobrecita está enamorada de EL, y se aprovecha de ella… pero sabía lo que hacía y donde se metía, así son los AMOS en el BDSM”. Para mi propia reflexión, en este supuesto: que la sumisa esté enamorada de un dominante (quito la mayúscula adrede), que oculta sus intenciones; se produce un ABUSO porque se está aprovechando para sus fines particulares de un entorno aparentemente BDSM.

Vuelvo a insistir en que no incluyo a quien conoce ese hecho y da un adecuado cauce a través del diálogo para asumirlo: solo me refiero a quien, aprovechando el hecho del enamoramiento de la sumisa, incluso cuando ella lo ha callado y lo descubre, en vez de USARLA, ABUSA. Porque eso NO ES BDSM… No, no lo es; ahí no hay CONSENSO, sino un absoluto DISENSO. Falla pues, uno de los pilares del BDSM, una de las tres S. Y ni que decir tiene que ese pilar se sustenta en la COMUNICACIÓN, que se encauza a través del DIALOGO, y tiene su requisito fundamental en la SINCERIDAD y HONESTIDAD… todo eso falta, sencillamente.

No voy a debatir sobre el consenso, ni calificar los distintos acuerdos o pactos que se adopten. Es igual que se pacte previamente y el consenso sea virtual, se afronte únicamente al principio o en determinados momentos predefinidos, o sea permanente. Esta situación que cito es sencillamente de DISENSO. Y aunque el “abuso”, pueda ser una disciplina o técnica del BDSM, lo es dentro de un entorno de consensuado, no de engaño. Si no se planteó y aparece, es motivo mas que suficiente para parar y, de ser el caso, abrir nuevamente la vía del dialogo; en caso contrario es cierto que “no saben donde se meten…”: están sencillamente expuestas al capricho de un supuesto dominante.

Por no hablar, de aquellos dominantes que utilizando técnicas del BDSM, y aprovechándose de esa especialísima e intensa relación que se forma en un entorno de entrega, en el que se subliman los sentidos, los goces, lo que se siente, e incluso las emociones. Conducen deliberadamente a la sumisa, no a una esclavitud más o menos forzada, sino más peligrosamente, a un auténtico lavado de cerebro, a una alienación absoluta de la voluntad de ella. Cosa que NUNCA debería ocurrir, porque la ENTREGA, no lo olvidemos, es siempre VOLUNTARIA, no puede ser forzada, si lo es, entonces hablamos de otra cosa.

Mas aún: analizando los distintos componentes de la Entrega, vemos que esa se produce porque el Dominante (ahí si con mayúsculas) inspira en la sumisa la CONFIANZA necesaria para que ella dé el paso. Producida dicha Entrega, al Dominante le toca ACEPTARLA, evidentemente en los términos en los que se ha planteado, NO EN OTROS y menos en el abuso y el engaño.

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Todo eso es mi reflexión personal. Habrá quien disienta de lo que digo porque, al fin y al cabo, el BDSM es tan amplio que caben muchas cosas. Pero sigo insistiendo en que algunas cosas son esenciales, y la LIBERTAD ORIGINAL de la sumisa es un derecho inalienable, aunque la ponga a los pies de su AMO (ya más que Dominante), mediante la Transferencia de Poder. Esa libertad es requisito previo e indispensable para que la ENTREGA tenga pleno significado, y la libertad no existe si no se es CONSCIENTE, o se fuerza mediante al abuso. Si algún dominante, bien por juego, o por lo que sea, usa esas técnicas buscando resultados que se alejan del RESPETO a quien se le entrega, entonces, sencillamente, ni es un verdadero SEÑOR, ni tiene mi respeto.

Un saludo a todos

AMOSUM