Continuando con la reflexión sobre el ser y el estar; del siendo y estando, que suponen un transcurso de tiempo; me quiero centrar ahora precisamente en ese tiempo y sus extrañas medidas en las distintas situaciones, experiencias y circunstancias. Más aún lo que cambia la medida de ese tiempo en función de las cosas que nos gustan hacer, cuando somos o estamos siendo.
Me centro en unas experiencias de gran intensidad, en las que evidentemente, el estar siendo quiénes somos y queremos, hace que ese tiempo parezca correr desbocado y perderse; pero a veces, por sorprendente que parezca, se detiene, adquiriendo una cualidad de eternidad en un instante… Ocurre cuando sobreviene lo que a veces denomino LA MAGIA.
Precisamente hace muy poco vino a vernos una sumisa. La tarde se esfumaba velozmente al hilo de una amena conversación en la que intercambiábamos experiencias y opiniones sobre ese BDSM del que es tan difícil hablar, por lo que cuando encontramos a alguien afín, sucede lo que digo: que la tarde -el tiempo- pasa en un suspiro.
Sin embargo ese veloz transcurso del tiempo deja sólo un recuerdo global. Lo que somos ha hecho que llenáramos el tiempo, que no se ha perdido; pero ha pasado casi sin sentir. A su término recordaríamos la conversación con esa sumisa, como un agradable encuentro.
Pero ocurrió “algo más”… Y el tiempo se dislocó cambiando completamente su decurso: pareció detenerse. Esa vez ya no fue toda la tarde y parte de la noche volando velozmente… sino una parte de la noche que se llenó de contenido, de plenitud. Un corto espacio de tiempo que se llenó de muchísimas sensaciones intensas y momentos inolvidables.
Cuando se está a gusto el tiempo vuela… Cuando se ES, en cambio, si es intenso (¡Y a fe que lo fue!) entonces se detiene, porque la Magia se alía con la Eternidad, como ya dije en la penúltima entrada. Y el tiempo, por fugaz que sea (no importa que sea un instante), es una plenitud, y su recuerdo suma más que miles de agradables momentos.
Saludos a todos
AMOSUM
Todos conocemos el curioso fenómeno de sentir, cuando estamos a gusto, que “el tiempo vuela”, y en cambio cuando nos aburrimos parece detenerse… Pero voy a ir más lejos, en función de la intensidad de las sensaciones, de lo cual me gusta hablar, justamente al hilo de las experiencias que voy experimentando y las sensaciones que voy descubriendo.
Me centro en unas experiencias de gran intensidad, en las que evidentemente, el estar siendo quiénes somos y queremos, hace que ese tiempo parezca correr desbocado y perderse; pero a veces, por sorprendente que parezca, se detiene, adquiriendo una cualidad de eternidad en un instante… Ocurre cuando sobreviene lo que a veces denomino LA MAGIA.
Precisamente hace muy poco vino a vernos una sumisa. La tarde se esfumaba velozmente al hilo de una amena conversación en la que intercambiábamos experiencias y opiniones sobre ese BDSM del que es tan difícil hablar, por lo que cuando encontramos a alguien afín, sucede lo que digo: que la tarde -el tiempo- pasa en un suspiro.
Sin embargo ese veloz transcurso del tiempo deja sólo un recuerdo global. Lo que somos ha hecho que llenáramos el tiempo, que no se ha perdido; pero ha pasado casi sin sentir. A su término recordaríamos la conversación con esa sumisa, como un agradable encuentro.
Pero ocurrió “algo más”… Y el tiempo se dislocó cambiando completamente su decurso: pareció detenerse. Esa vez ya no fue toda la tarde y parte de la noche volando velozmente… sino una parte de la noche que se llenó de contenido, de plenitud. Un corto espacio de tiempo que se llenó de muchísimas sensaciones intensas y momentos inolvidables.
Menos tiempo, más intenso; también corrió, claro, de hecho la tarde había terminado y la noche entraba en la madrugada sin querernos ir; pero ya no era un pasar el tiempo sin sentir y a gusto, sino un SER, con el TIEMPO mágicamente en sintonía y plenitud. Hasta el punto que siendo mucho más corto, se llena de muchísimas más sensaciones y recuerdos que colman la memoria.
Cuando se está a gusto el tiempo vuela… Cuando se ES, en cambio, si es intenso (¡Y a fe que lo fue!) entonces se detiene, porque la Magia se alía con la Eternidad, como ya dije en la penúltima entrada. Y el tiempo, por fugaz que sea (no importa que sea un instante), es una plenitud, y su recuerdo suma más que miles de agradables momentos.
Saludos a todos
AMOSUM
Fotografías propias (de esa sesión, con esa sumisa y mi esclava, retiradas en abril de 2016: no siendo necesarias y por respeto a la privacidad de las personas)